Cuando Octavio Augusto recibió el título de primer Imperator Caesar nada parecía amenazar el poder de Roma. Nada quedaba fuera de las fronteras más que pueblos salvajes les tenían terror a los romanos. Cinco siglos tardarían los ostrogodos, uno de esos pueblos salvajes, en derrocar al último emperador de occidente. Cinco siglos no es poco a la hora de mantener en pie un imperio. Y eso es precisamente lo que resulta tan misterioso de la caída de Roma.
Es fácil de entender un rápido derrumbamiento, ya sea fruto de una superioridad militar, como el caso del Imperio Azteca o debido a tremendas luchas internas, como cayó el Imperio de Alejandro Magno pero ¿qué clase de fuerzas pueden ser tan lentas y a la vez tan poderosas como para desmembrar tan poderoso gigante en un plazo de cinco siglos? El misterio de la caída del imperio romano lleva ocupando las discusiones entre historiadores prácticamente desde entonces. Algunos apuntan a las invasiones bárbaras, de los pueblos germanos como desencadenante de la caída. O el desinterés de los súbditos, o el cambio climático, por ejemplo al principio del imperio romano, el Sahara era una pradera y no un desierto. Seutonio habla de la inmoralidad y la corrupción, y otros citan al cristianismo como una de las causas. Seguramente todas tengan algo de razón. Pero hay una razón, que los historiadores ortodoxos descartan y que tiene que ver con el plomo.
Es sabido que los aristócratas romanos eran muy amigos del vino. Por ejemplo Lucullus necesitó 4 millones de litros de vino para su banquete triunfal. Les gustaba el vino y para conservarlo solían usar ánforas hechas o cubiertas con plomo. Tanto en las ruinas de Pompeya como en muchos otros lugares del imperio se han encontrado enormes cantidades de ollas de plomo. Jerome Nriagu hace un cálculo teórico de las cantidades de plomo ingerido y absorbido por los romanos de diferentes grupos sociales. Según estos datos, se estima que la aristocracia romana absorbía 250 mg de plomo por día. En cambio los plebeyos y esclavos absorberían entre 30 a 15 mg/día. Hoy día la Organización Mundial de la Salud dice que no se debería absorber más de 40 mg/día para impedir la intoxicación por plomo. La aristocracia romana estaría muy por encima de lo peligroso. Esta intoxicación produjo daños irreparables en la salud de los emperadores, las conductas y decisiones de muchos de ellos son la prueba tangible de su avanzado estado de deterioro neuronal, son célebres los casos de Calígula y Nerón y también Cómodo.
Una de los síntomas era la llamada gota, la cual padecieron aproximadamente un 66% de los emperadores que reinaron durante los últimos 250 años del Imperio, además de problemas de fertilidad. Rufus Musonius, un filósofo romano del siglo I decía que “No existen otras personas con mas problemas de gota, hidropesía y cólicos, que aquellos quienes nos gobiernan.Hoy en día la intoxicación por plomo se conoce como saturnismo. Provoca serios trastornos mentales, incluso la muerte, y se llama así por las saturnales romanas, fiestas en honor a Saturno en las que se consumían grandes cantidades de vino.
Ahí estaba entonces, el imperio romano cayó por varias causas, pero sin duda alguna la locura de sus emperadores tiene algo que ver y el plomo que injerían junto con la enorme cantidad de vino, los fue enloqueciendo de generación en generación.¡Salud!
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